jueves, 17 de octubre de 2019

Voces

"Una voz que me llama y no quiere llamarme. Una voz que parece que se apaga al callarse." 

En el transcurso de la existencia, muchas personas llegan a nuestra vidas y se cruzan en nuestro camino. Algunas permanecen, y otras se van, y con ellas su voz. Algunas diáfanas, otras dulces, muchas otras suaves, fuertes, con autoridad o quizá inaudibles... pero nada revela tanto el carácter de una persona como su voz, por ello se hace difícil olvidarnos de alguna en particular, y más, si han tocado parte de nuestro ser, quedándose en nuestra mente, retumbando en los momentos de mayor silencio... o más aún, cuando se guardan en el corazón, llenando de nostalgia la vida misma. 

De alguna manera, la voz humana conspira, para profanar todo en la tierra y es cuando no podemos deshacernos de ella tan fácilmente, menos cuando ha estado clavada en la mente y el corazón y hace parte ya del alma. La voz convence, seduce, enamora, libera, conmueve... sin ser realmente conscientes del poder que tiene. 

Mediante la voz podemos transmitir sensaciones de paz y tranquilidad, pero también de odio. Su impacto perdura e influye en nosotros, mas de lo que creemos, por la carga emocional que transmiten. Podemos utilizar la voz para mejorar nuestro propio bienestar físico, mental, emocional o espiritual: susurrar, cantar, liberar dolores emocionales o físicos... o bien, como instrumento terapéutico hacia otras personas dirigiéndoles palabras sinceras, optimistas o compresivas...

Sin embargo, encontrar la voz del corazón; esa es la médula de todo encuentro!

Colirio

"La verdad espera, sólo la mentira tiene prisa" 

La honestidad y la verdad no son precisamente el estandarte con que se camina en esta travesía llamada vida. 

Sin embargo, el toparse de frente con la realidad que en nada coincide con la verdad que se vende, sencillamente duele, confunde, abruma, frustra... pero a la par, y como beneficio colateral ayuda a abrir la mente, a quitar la venda de los ojos, y a continuar el camino con la frente en alto, porque las mentiras y el engaño tienen fecha de caducidad... 

Quizá siempre seremos engañados por la apariencia de la verdad, pero nunca será porque pequemos de ingenuos, sino porque confiamos. 

Y al final, comprenderemos que la decepción del engaño nunca mata, pero sí enseña! 

...Porque se miente por elección y no por error.